Jordan o LeBron. LeBron o Jordan. Si ya había comparaciones entre ambos dentro de la pista de baloncesto, ahora también puede haberlas en la gran pantalla. En 1996 Warner Bros. realizó Space Jam con Michael Jordan acompañado de Bugs Bunny y sus amigos. 25 años más tarde realizan otra versión de Space Jam, esta vez con LeBron James.
La premisa de las dos películas es basicamente la misma. La estrella de la NBA y los Looney Tunes deben jugar un partido de baloncesto. Los rivales y sus motivaciones son distintas en los dos casos pero poco importa eso, la verdad. Las dos muestran en pantalla personajes reales con personajes y entornos animados, pero lógicamente cada uno adaptado a su tiempo.
En 1996 las imagenes reales se mezclan con animación 2D como se había visto en propuestas anteriores como Mary Poppins, Quien engañó a Roger Rabbit o Cool World.
En 2021 también disponemos de animación 2D durante parte del metraje (con un Lebron también animado, cosa que no sucedia con Jordan) pero también dispone de una animación 3D que la lleva a tiempos más actuales. Claramente está realizada para las nuevas gereraciones digitales con una moderna puesta en escena. Warner Bros aprovecha para mostrar todos sus dominios, con menciones y apariciones de todo su catalogo, que en parte luce espectacular pero también se parece demasiado a lo visto en Ready Player One de Spielberg.
Aunque este nuevo Space Jam es sin duda disfrutable, sobre todo por su vistosidad, carece de ciertos aspectos que si encontramos en la primera versión. Empezemos por el peso de los secundarios. A Michael Jordan le acompañaban otros jugadores carismáticos de la NBA como Larry Bird, Charles Barkley o Patrick Ewing. También aparecia, por supuesto, Bill Murray.
En esta ocasión, a LeBron le acompaña un equipo mixto formado por Nneka Ogwumike, Anthony Davis, Diana Taurasi y Klay Thompson que son nombres conocidos si sigues la liga americana pero ni mucho menos tienen el carisma de los anteriores (y tampoco el mismo tiempo en pantalla).
El malo de la película recae en un sobreactuado Don Cheadle que es casi lo peor de la función.
Referente al protagonista principal, aunque Jordan tiene mucho más carísma que Lebron, éste último cumple con su papel. Personalmente LeBron nunca igualará a Jordan. Ni en la pista, ni en el cine, ni en la historia, pero no desentona en su papel. Veremos si en 25 años alguien la recuerda o si sale otra estrella de la NBA merecedora de una tercera entrega.
OSCAR