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En defensa de ‘El Hobbit’. No es ni nunca pretendió ser ‘El Señor de los Anillos’

Mucho se ha criticado a lo largo de estos años a la trilogía de ‘El Hobbit‘ por distanciarse de mala manera de lo que fue en su momento ‘El Señor de los Anillos’. Peter Jackson logró con esta última alzarse con la trilogía de películas más premiada de la historia, y con unas adaptaciones que maravillaron a todo el que tiene la suerte de verlas. No era un trabajo para nada sencillo y, en su momento, pocas esperanzas habían en un director que venía de rodar largometrajes como ‘Braindead: Tu madre se ha comido a mi perro‘, que era de pura serie B directa para Midnight X-Treme o Grindhouse. Sin embargo, Jackson y su equipo lograron con creces colarse en los anales de la historia del cine gracias a su laborioso trabajo adaptando las novelas de Tolkien al celuloide con un éxito rotundo.

Años más tarde, después de que ‘El Señor de los Anillos’ ya se convirtiera en leyenda entre el patio de butacas, a Jackson, de la mano de Guillermo del Toro, se le ofreció la oportunidad de encargarse de adaptar también la precuela de esa trilogía: ‘El Hobbit‘. Un único libro salido también, como no podía ser de otro modo, de la imaginería de Tolkien que servía como introducción a la Tierra Media que todos conocimos en su momento gracias a las explicaciones de Gandalf, el guía absoluto del espectador en las cintas. Eso para muchos se tradujo como que se avecinaba una nueva ‘El Señor de los Anillos’, puesto que Jackson, viendo el éxito que tuvo con su fórmula en sus tres films protagonizados por Elijah Wood, estaba claro que repetiría para ofrecer de nuevo un espectáculo único a todo el mundo.

Sin embargo, Jackson utilizó esa oportunidad para experimentar y no estancarse siempre en lo mismo, cosa que es muy digna y hay que valorar más allá de cómo luce en realidad la película o, más bien, las películas de ‘El Hobbit‘, dado que Jackson supo estirar de 200 páginas de novela tres cintas de prácticamente tres horas de duración cada una a excepción de ‘La batalla de los cinco ejércitos’ que, en el fondo, no es más que un capricho para mostrar un campo de batalla fantástico rodeado de monstruos, enanos, elfos y hombres. En cualquier caso, el resultado final fue una especie de híbrido entre lo que viene siendo un videojuego y un largometraje estándar al uso que no terminó de cuajar demasiado bien entre los espectadores.

‘El Señor de los Anillos’ se lanzó en el momento perfecto para que esos efectos especiales que tanto predominan en ‘El Hobbit‘ consumieran por completo el producto. La trilogía original todavía está bastante chapada “a la antigua” y ejerce más el resultado de lo que sería el trabajo de un artesano que el de un programador o un especialista en VFX. Evidentemente que hay trabajo de ordenador en postproducción, pero el tiempo que se dedicó a dar forma a cada personaje, cada monstruo, cada escenario, cada paisaje o cada batalla, tuvo como resultado una obra que casi se puede palpar como algo real y no como una muestra de los gráficos a los que pueden aspirar, como hemos mencionado, algunos videojuegos.

Pero es que si precisamente ‘El Señor de los Anillos’ fue una muestra de cómo lo artesano y lo artificial pueden convivir en un mismo plano sin ningún problema, puede que ‘El Hobbit‘ deba tomarse como un estudio de la evolución que estaba teniendo el cine y los parajes a los que puede evolucionar (de hecho, Jackson no iba tan mal encaminado, porque a día de hoy en series como ‘The Mandalorian’ ya se usan recursos propios de videojuegos para la creación de escenarios e inmersión de los protagonistas en la puesta en escena). Partiendo ya de una base de 40 FPS, las aventuras y desventuras de Bilbo Bolsón en ‘El Hobbit’ representan una oda a la aventura clásica. A esos viajes por mundos fantásticos donde el héroe es sometido a todo tipo de altibajos, con momentos de máximo peligro y de máxima alegría, de fracasos y de éxitos… De fantasía, en general.

‘El Señor de los Anillos’, a su manera, digamos que es la “aventura seria” de Tolkien, mientras que ‘El Hobbit‘ es más casual y mucho más desenfadada, puesto que únicamente busca ser un viaje (inesperado) en el que tanto personajes como espectadores se den de la mano mientras exploran hasta el rincón más curioso de la Tierra Media. Descubriendo cosas juntos y, de la mano de Bilbo, arrancando ese espíritu aventurero para conocer más y más. Puede que ‘El Hobbit‘ no tenga el mejor libreto de la historia, todo sea dicho, pero desde luego no pretende ser la nueva ‘El Señor de los Anillos’ y mucho menos pretende quitarle su lugar en la historia del celuloide. Digamos que es el gancho que permite permanecer enganchado a la trama que hiló Tolkien, pero de forma mucho más tranquila y disfrutona. Aquí, somos defensores de ‘El Hobbit‘ hasta la muerte.

Esperemos que la serie de ‘El Señor de los Anillos’ que está preparando Amazon no reciba los mismos palos que se llevó en su momento esta historia de Bilbo Bolsón.

XAVI MOGROVEJO


 
 

Trailer de El Hobbit