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Vulcania, vista en Sitges

Señores, siéntense y relájense, pues hablamos de Vulcania, película de producción española con ritmo pausado, marco muy delimitado y definitivamente parca en diálogos.

Tuve recientemente el placer de asistir a un pase de las 8:30 de la mañana del filme en el Auditori del Hotel Melià en el marco del Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya, y me quedo con que conseguí mantener los ojos abiertos durante todo el metraje.

No se me malinterprete, Vulcania es una película interesante, de excelente factura y con un reparto impresionante, pero a decir verdad, su lento desarrollo así como lo contemplativo de muchas de sus escenas supusieron un auténtico reto para el reducido grupo de madrugadores que nos acercamos a la proyección a tan temprana hora.
Como curiosidad destacar que me sorprendió sobremanera la media de edad del público asistente, pues al margen de la escasa prensa acreditada, la sala estaba repleta de público de la tercera edad. Personalmente lo achaco al dolorosamente matinal horario y al hecho de que no abundan en el Festival cintas en castellano. Aún así, Vulcania es una coproducción de Zentropa entre España, Suecia y Francia.

Pues eso, situado en mi cómoda butaca con una ubicación privilegiada me dispuse a disfrutar de una de las ofertas más prometedoras del certamen en cuanto a cine español actual, y ciertamente la película entretiene a su manera.
La historia engancha y mantiene al espectador intrigado, atento a pesar del lento desarrollo de la trama en espera de algo que sabes de antemano que nunca va a llegar. Y es que Vulcania es una de esas películas centradas en un ámbito local reducido pero cuyo protagonista temático de fondo es lo que hay fuera, y que uno nunca acaba de ver, generalmente por motivos presupuestarios o por expresa voluntad del guión.

Ese pequeño mundo que nos muestra la película está bien definido y su idiosincrasia es fácilmente asimilada por el espectador, generando un destacable vínculo entre público y personajes. Estos están interpretados por lo más granado del panorama televisivo nacional del momento. Desde un magnífico y comedido José Sacristán que hace gala de tablas hasta un reflexivo y críptico Miquel Fernández que aguanta con dignidad el reto de protagonizar la película, pasando por una Aura Garrido que apenas goza de texto. Les acompañan la mediática Sílvia Abril y un magnífico Ginés García Millán que consigue no sobreactuar así como Rubén Ochandiano, Jaime Olías, Borja Espinosa, Celia Pastor e incluso Jose Mellinas, entre otros por supuesto.

Vulcania, incluida en la Sección oficial largometrajes del Festival, nos habla de una pequeña comunidad industrial que vive asilada del mundo con la única obsesión de producir sin descanso. Sus habitantes viven en una especie de comunismo que les mantiene en una existencia tan plana como sombría centrada en la producción como única motivación y fuente de orgullo colectivo.

Mantener vivo el fuego.

Como en la Rusia de los Zares, la situación tiene gato encerrado, pues un pequeño grupo de líderes parece manipular a todo el pueblo a base de miedo y propaganda con fines oscuros que ni siquiera ellos acaban de comprender. Es en este entorno en el que Jonás, tras perder a su familia en un trágico accidente de causas poco claras, se desvía hacia el peligroso camino de la duda y las preguntas que a la postre puede hacer temblar los cimientos de toda la comunidad.

Con ligeros toques de fantasía y una buena puesta en escena, la película sí consigue meternos en esta distópica comunidad dividida en dos familias cuya rivalidad sirve para dar salida a envidias, odios y otras actitudes innatas al ser humano sin que se rompa el equilibrio del grupo. Trata sin entrar en excesivas moralejas temas como la lucha de clases o la explotación laboral sin salirse de su claustrofóbico marco, e incluso se permite homenajear al clásico Romeo y Julieta.

Dirigida por José Skaf, que participa también en la producción y los efectos especiales, y con guión del mismo junto a Diego Soto, Vulcania supone el debut de este realizador argentino en el mundo de los largometrajes. Destacamos también las visualmente impactantes localizaciones del filme, rodado mayormente en Tàrrega, Lleida. Mención especial merecen Emilio Guirao y su fotografía, magnífico cimiento en el que reposa gran parte de la fuerza de la película que no es otra que su estética.

Si la has visto, lo estás pensando: la película, según como se mire, puede parecer poco más que un plagio de El Bosque de M. Night Shaylaman. Personalmente prefiero considerarla como una versión española de la película del famoso realizador indio. Es innegable que tiene muchos puntos en común, sí, pero le da un enfoque y un fondo ligeramente distintos y mucho más acordes con nuestra sociedad y nuestro pasado. Para no pasarlo por alto, también se dice que el factor sobrenatural está muy forzado en la trama y aquí discrepo, pues a mi parecer queda suficientemente justificado y se erige en el elemento clave que permite a Jonás recorrer su trascendental camino como El Elegido hacia el que siempre fue su destino, liberar a los esclavos.

Como conclusión avisaros que Vulcania es un buen filme que hay que tomar con paciencia si uno quiere llegar a vivir una historia que, si bien en momentos parece falta de más justificación, acaba resultando una bonita aventura no falta de épica y tintes sobrenaturales. Sinceramente, de lo mejorcito de lo que hemos visto este año en el Festival de Sitges y un auténtico logro como producción española que sin pretender romper moldes consigue transmitir sensaciones.

JORDI CIERCO

 

 

Trailer de Vulcania

 

Título original: Vulcania
Año: 2015
Duración: 90 min.
País: España
Director: José Skaf
Guión: José Skaf, Diego Soto
Fotografía: Emilio Guirao
Reparto: Aura Garrido, Rubén Ochandiano, José Sacristán, Jaime Olías, Sílvia Abril, Ana Wagener, Miquel Fernández, Francesc Pagès, Ginés García Millán, Andrés Herrera, Borja Espinosa, Andreu Castro, Joan Carles Suau, Ignasi Vidal
Productora: Coproducción España-Suecia-Francia; Zentropa

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