Upstream Color es una de esas películas desconcertantes a las que los Festivales nos tienen acostumbrados. Podríamos decir que la pregunta que nos deja es ¿Soy poco más que un cerdo en el fondo?. El filme dejó sensaciones dispares en su proyección en el Sitges Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya, y es que se trata de un filme reflexivo, parco en palabras, y sobretodo intrigante.
Casi 9 años después de su aclamadísima ópera prima Primer (2004), Shane Carruth vuelve a ponerse tras la cámara, vuelve a hacer de guionista, compositor y fotógrafo, así como delante de ella reservádose un papel protagonista, para contarnos la historia de un hombre y una mujer que se atraen el uno al otro para verse enredados en el ciclo vital de un organismo inmortal, que como habréis adivinado, es un cerdo. La identidad se vuelve una ilusión mientras luchan para unir los fragmentos perdidos de sus destrozadas vidas.
Nos habla de un ladrón que cultuva unos peculiares gusanos en las plantas de su jardín que en infusión provocan un increible efecto extrasensorial de conexión humana. Pero no solo eso, sino que ingeridos dejan al indivíduo a merced de su señor cual marioneta animada. El filme nos muestra también un hombre obsesionado por los sonidos y dos protagonistas con profundos traumas personales que descubren que el amor es sobretodo apoyo incondicional. Toda la mecla permite al realizador desarrolar toda una trama plagada de metáforas y sentimientos adornada por una fotografía impecable, una banda sonora envolvente y una historia que trepidante.
Con un arranque tan refleivo y enigmático como profúndamente atrayente, el filme engancha al espectador rápidamente, provocando que nuestra imaginación viiaje fascinada por un infinito universo de posibles aplicaciones y posibilidades de la fantástica premisa que nos brinda la película. A partir de ello, el filme nos cuenta lo que podriamos considerar una bonita historia de amor vital con roles definidos y significados ocultos que dejaremos a criterio personal. En cuanto al reparto, buena actuación de Amy Seimetz en el papel de Kris, personaje que pasa por un calvario impresionante y que se redime a través de la sorprendente trama. Sobre Shane Carruth, el director y también protagonista, hace un buen papel aunque es difícil que su actuación os guste tanto como se gusta él mismo.
Podemos decir que Upstream Color cumple a rajatabla el guión de típica película de festivales de cine como el Festival de Sitges pues nos brinda todos los tópicos, desde una brillante idea de temática fantástica hasta interminables escenas de reflexión preciosista sin diálogo llenas de significado, pasando por el desoncierto habitual de un sorprendente hecho de fondo escasamente justificado a mivel científico por no ser el centro de la trama sinó un accesorio para la historia, y finalmente el aprovechamiento de pocos recursos gracias a un gran guión que así lo permite. Si sois fanáticos de Carruth el filme fascinará y os dejará sin habla, si no lo sois, también vale la pena el visionado aunque os aconsejo que no os toméis el filme tan en serio para daros cuenta de que al final todos podemos tener vidas paralelas con un animal de granja que vive sensaciones muy parecidas a las nuestras por mucho que lo haga embadurnado en barro.
JORDI CIERCO
Imágenes de Upstream color
Trailer de Upstream color
Título original: Upstream Color
Año: 2013
País: Estados Unidos
Director: Shane Carruth
Guión: Shane Carruth
Música: Shane Carruth
Fotografía: Shane Carruth
Reparto: Amy Seimetz, Shane Carruth, Andrew Sensenig, Thiago Martins, Juli Erickson, Ted Ferguson, Frank Mosley, Charles Reynolds, Kerry McCormick, Karen Jagger, Jack Watkins, Jeff Fenter, Cody Pottkotter
Productora: ERBP
Duración: 96 minutos
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