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Whiplash. La grandeza y la dureza del culto a la superación en busca de la perfección

Suena un tambor de guerra, uno sólo, en la oscuridad, primero lento y después cogiendo velocidad hasta ser insoportable; a mi mente viene velozmente la imagen de un reo encapuchado al que van a ahorcar en el siglo XVIII en una de las trece colonias norteamericanas. Sin embargo la primera imagen que aparece tras la oscuridad es la de Andrew Neyman (interpretado por Miles Teller) al fondo de un pasillo tocando la batería.

Así comienza “Whiplash”, dirigida por Damien Chazelle, quien quería hacer una película bélica donde la música fuera la guerra de fondo y los instrumentos fueran las armas con las que cada músico intentase luchar para salvar su vida. Y mientras Andrew toca en medio de la soledad de la noche, aparece Terence Fletcher (interpretado por J. K. Simmons) la nueva versión jazzística del sargento de “La chaqueta metálica” de Stanley Kubrick, que tratará de moldear al joven Andrew en su deseo de ser un gran baterista de jazz, un nuevo Buddy Rich, aunque Fletcher no se conforme con eso y quiera encontrar a un nuevo Charlie Parker como símbolo del genio improvisador del jazz, que es el hilo conductor de este trepidante thriller musical camuflado de drama dentro del género del cine independiente.


Whiplash intenta mostrar al espectador, mediante este duelo entre Andrew y Fletcher, entre Miles Teller y un titánico J. K. Simmons, cómo las aspiraciones personales pueden ser un problema si se convierten en una obsesión pero deben ser perseguidas para avanzar en la vida. El esfuerzo del ensayo y placer que se siente al ensayar, hace que el protagonista no pueda dejarlo, no pueda rendirse y aguante espartanamente la violencia psicológica y a veces física de un exigente profesor y director.
La crudeza de las escenas, las baquetas ensangrentadas por unas manos destrozadas, y una jarra de agua con hielo para calmarlas, de tanto tocar, el sudor resbalando por la frente, la nariz, la barbilla, muestran el deseo rabioso de ser alguien en el jazz. Un deseo que le llevará a tomar decisiones equivocadas y a hacer daño a las personas queridas. El amor, que juega un papel secundario en esta película, a pesar de que la maravillosa Melissa Benoist se merecía un papel con algo más de peso, te lleva a reflexionar si merece la pena tanta angustia, humillación y a veces, autodestrucción, para perseguir un sueño. Pero una escena familiar en la que ridiculizan esa pasión que siente el protagonista por el Jazz, lleva al espectador a posicionarse a favor de esa lucha violenta, demoledora y cruel.


La historia se desarrolla con un, casi constante, ritmo in crescendo que te atrapa y no te suelta hasta que acaba. Cada punto de inflexión te pone en la tesitura de si merece la pena seguir o abandonar tu sueño. Poco a poco se va intensificando de manera gradual y progresiva el duelo de Andrew y Fletcher. La venganza asoma por la puerta y el espectador decide, a la vez que el protagonista, si debe vengarse y renunciar a su sueño o si debe agachar la cabeza y continuar luchando y sufriendo. La transformación del joven a mitad del largometraje nos da una pista.

Mientras tanto, la música, como si de una actriz más se tratase, aparece en todas las escenas, quitado protagonismo al dúo masculino formado por el implacable profesor y el inflexible alumno. Nombres como Jo Jones, Louis Armstrong, los ya mencionados Charlie Perker y Buddy Rich, o el inimitable Duke Ellington y su “Caravan” que tomará el pulso al espectador, al director y a los protagonistas, en un momento determinado y crucial de la película, acompañan a piezas muy selectas de jazz, que se suceden en la escuela de música, en una pizzería, en su apartamento o en el bus, para acabar con el colofón de un solo de batería magistral que muestra la verdadera esencia del jazz, que no es otra que la improvisación y la originalidad, tocando sin partituras, tocando con el corazón y con los sentimientos a flor de piel.

Esta asombrosa historia acaba mostrándonos, de manera desnuda, la grandeza y la dureza del culto a la superación, en busca de la perfección.

SALVA DÍAZ

 

 

Tráiler de Whiplash

 

Ficha técnica

Título original: Whiplash
Director: Damien Chazelle
Guión: Damien Chazelle
Música: Justin Hurwitz
Fotografía: Sharone Meir
Reparto: Miles Teller, J.K. Simmons, Melissa Benoist, Paul Reiser, Austin Stowell, Jayson Blair, Kavita Patil, Kofi Siriboe, Jesse Mitchell, Michael D. Cohen, Tian Wang, Jocelyn Ayanna, Tarik Lowe, Marcus Henderson, Keenan Henson
Productora: Sony Pictures Classics, Blumhouse Productions, Bold Films, Exile Entertainment, Right of Way Films
Año: 2014
Duración: 105 min.
País: Estados Unidos

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