El director japonés Sion Sono ha entrado de cabeza este año en el Atlántida Film Fest con su último largometraje Why don’t you play in hell? (Jigoku de naze warui?), y podría decirse que “indiferentes” es como menos está dejando a los usuarios que ya la han visto. A decir verdad, las películas de Sono suelen ser un soplo de aire fresco en la cinematografía internacional por su frenetismo. A excepción de cintas como Be Sure to Share (2009) o The Land of Hope (2012), sus obras son como un coche sin frenos bajando por una pendiente a toda velocidad, con la seguridad de que al final de ella habrá una carretera lo suficientemente larga como para que el coche frene por sí solo.