Cuando uno se va haciendo mayor y cuando más amplio es su bagaje (en este caso de cine) suele tomar dos caminos de forma invariable. O te conviertes en un snob que lo ha visto todo y lo sabe todo, o reseteas tu cabeza antes de ver una película para dejarte sorprender y disfrutar de lo que el director te quiera decir y a donde los personajes y las acciones te quieran llevar.
Por eso odio los “trailer” modernos: casi tres minutos con las imágenes más espectaculares, los sustos cuando es una peli de miedo o los personajes durante el clímax de la película, destripando el argumento y el posible giro de guion.
De “Infinity Pool (2023)” no leí nada ni vi nada. Es suficiente carta de presentación que sea de Brandon Cronenberg, apellido que eriza el bello de mi antebrazo y me genera la curiosidad de querer saber que conversaciones tenían a la hora del desayuno en casa de su familia. A saber, papá Cronenberg mirando el periódico leyendo en voz alta las crónicas de sucesos, mientras mamá Cronenberg suelta chascarrillos depravados y alguien toma notas para convertir esas perversiones en guiones, el hijo come sus cereales y la abuela juguetea con un muñeco de trapo que conserva desde su infancia y que oculta un oscuro trauma.
No quiero hablar de la película para no hacer spoilers de un argumento bastante liviano que se pone interesante después de un «esperado» punto de quiebre. Todo se desinfla a medida que avanzan los minutos y los únicos momentos memorables son una suerte de escenas psicodélicas más en la línea del peor Nicolas Winding Refn (mister estética por encima de la esencia) que del autor de la memorable Possessor (2020).
El baile de máscaras, que las hay y salen en el “trailer” y parecen algo que luego no es, se desarrolla en unos largos y repetitivos episodios en donde personas adultas a las que es imposible encontrarles la gracia o empatizar con ellas, van de un lado a otro disfrutando del «descubrimiento» de ese cercano aunque extraño lugar de vacaciones.
Precisamente, ese lugar, ubicado en un resort paradisiaco rodeado de vallas electrificadas y protegido por personal armado, además de los ciudadanos de esa supuesta república son lo que más interés podría generar y en lo que menos se profundiza. Aquí se podrían ver las influencias de Cronenberg padre con esos ministerios y ejecutivos de corporaciones extrañas en países más o menos reconocibles. Pero nos quedamos con las ganas.
La trama avanza pues, sobre los hombros de los dos protagonistas, Alexander Skarsgård y Mia Goth. El primero, con actitud similar al Fred Madison interpretado por Bill Pulman en la lejana Lost Highway (1997) con cara de estar ahí pero no acabar de saber que sucede a su alrededor. En ese caso, el actor y también productor de esta película resulta convincente, puesto que a mi entender es un intérprete tan limitado que solo puede dejarse llevar en algunas escenas por un histrionismo (contenido) gracias al alcohol o a una substancia psicotrópica. Mia Goth, en cambio, saca todo su arsenal de femme fatale que en un momento es infantil, luego dómina, luego odiosa e iracunda vengadora, en resumen es la Juliette Lewis de los nuevos tiempos, pero en todo caso, previsible musa para las nuevas generaciones de hombres y mujeres que quieran disfrutar con personas y relaciones tóxicas.
La música y la fotografía logran crear ese estado de enajenación que va desde el idílico paraíso a la pesadilla que no llega a asustar. Algún pene en pantalla, genitales expuestos de forma subliminal y alguna escena de vísceras para subrayar que estás ante una película de la factoría Cronenberg. Poco más que rascar, poco más que decir.
En su primer fin de semana logró una recaudación mayor que la última película de su padre, Crimes of the Future (2022), ni de lejos entre las mejores de la filmografía de David Cronenberg, pero con más aciertos y preguntas por responder que la comentada Infinity Pool (2023).
MOISÉS G. MARCOS
Tráiler
FlashReview
Póster y ficha técnica
Año: 2023
Duración: 118 min.
País: Canadá
Dirección: Brandon Cronenberg
Guion: Brandon Cronenberg
Música: Tim Hecker
Fotografía: Karim Hussain
Reparto: Alexander Skarsgård, Mia Goth, Cleopatra Coleman, Jalil Lespert, Thomas Kretschmann, Jeff Ricketts, John Ralston, Amanda Brugel, Caroline Boulton, Roderick Hill, Adam Boncz, Alan Katic, Alexandra Tóth, Amar Bukvic, Anita Major, Dunja Sepcic Bogner, Zijad Gracic, Kamilla Fátyol, Romina Tonkovic
Compañías: Coproducción Canadá-Croacia-Hungría; Elevation Pictures, Film Forge Productions, 4 Film, Hero Squared, Celluloid Dreams, Croatian Film Association, First Look, Téléfilm Canada, Eurimages
Distribuidora: Neon
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