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Muere Shirley Temple

Se ha sabido a través de la família que el pasado lunes murió la actriz estadounidense Shirley Temple a los 85 años de edad en su casa de Woodside (California). La muerte según informa la BBC fué por causas naturales y en compañia de familiares y amigos.

Shirley Temple, retirada del mundo del cine des de 1949, fue una de esas niñas prodigio del cine que comenzó a actuar cuando solo tenía tres años. Su simpatía, alegría y don por el baile le valieron un Oscar a la temprana edad de 6 años a la mejor actuación juvenil por su contribución a la difusión del cine como entretenimiento. En 1960 obtuvo su estrella en el famoso Paseo de la fama de Hollywood, en 1992 fue premiada por la National Board of Review por su trayectoria profesional, y finalmente en 2005 obtuvo el galardón del Screen Actors Guild a toda una carrera artística.

Se la conocia tanto por Shirley Jane Temple como por Shirley Temple Black después, pero nunca dejó de ser esa eterna niña prodígio que maravilló a Hollywood con sus interpretaciones en «Ahora y Siempre» (1934), de Henry Hathaway con Gary Cooper y Carole Lombard, «Dejada En Prenda» (1934), dirigida por Alexander Hall con Adolphe Menjou, «La Pequeña Coronela» (1935) de David Butler con Lionel Barrymore, «La Pequeña Rebelde» (1935), también realizada por Butler, «La Pobre Niña Rica» (1936) de Irving Cummings, «La Mascota Del Regimiento» (1937) de John Ford, o «La Pequeña Princesa» (1939) de Walter Lang.

A partir de aquí, y tras estar a punto de encarnar a la Dorothy de «El Mago de Oz«, maduró en papeles no tan recordados en películas como «Te Volveré a Ver» (1944) de William Dieterle con Ginger Rogers y Joseph Cotten, «Desde Que Te Fuiste» (1944) de John Cromwell con Claudette Colbert, Joseph Cotten y Jennifer Jones, «El Solterón y La Menor» (1947) de Irving Reis, con Cary Grant y Myrna Loy, o «Fort Apache» (1948) de John Ford, con Henry Fonda, John Wayne y el que entonces era su marido, John Agar.

La verdad es que Shirley Temple queda para la historia del cine. Con una imágen angelical y sus recordados tirabuzones dorados, sus interpretaciones durante la gran depresión americana animaron a un país que necesitaba desesperadamente ese tipo de alegria contagiosa. Al dejar de ser la niña de América, fue perdiendo su fama progresivamente, pasó por televisión, se casó dos veces, e incluso llegó a iniciar una carrera diplomática vinculada al partido repúblicano, ejerciendo distintas responsabilidades como embajadora estadounidense en Ghana (1974–76) y Checoslovaquia (1989–92) y también trabajando en la ONU.

Descanse en paz esa niña con una madurez precoz que nos dejó frases tan recordadas como

«Dejé de creer en Santa Claus cuando tenía seis años. Mi madre me llevó a verlo en unos grandes almacenes y él me pidió mi autógrafo.«

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