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Mad Max 2 El guerrero de la carretera

El mundo es un lugar barrido por la guerra y la destrucción. Los grupos de humanos supervivientes pelean a muerte por el combustible. Max, antiguo policía vaga con su vehículo por el desierto hasta encontrarse con un grupo de supervivientes. Estos guardan una instalación donde extraen petróleo para convertirlo en combustible. Unos salvajes en el exterior también quieren el control de dicha instalación.


 

Mad Max 2 El guerrero de la carretera

La segunda parte de Mad Max es para la mayoría de sus fans la mejor de las tres, y también para un servidor. Titulada en los EEUU como The Road Warrior, este filme se depura en todos los sentidos frente a la primera parte. Ahora entramos en un universo distinto donde el mundo que parecía estar desmoronándose se ha ido irremediablemente al garete. Una historia de aventuras y acción en la que se nos introduce a través de un brillante prólogo en un mundo donde las ciudades han sido barridas «por razones hace largo tiempo olvidadas». Sólo los más fuertes sobreviven «dispuestos a entablar combate por un tanque de gasolina». Y es dentro de este planteamiento donde se alza el western y gran película de acción que es Mad Max 2.

El personaje de Max es una mutación del «hombre sin nombre» que Eastwood hiciera célebre en los filmes de Leone. Llegará a un poblado, (léase refinería) que resulta estar asediado por una suerte de indios salvajes descerebrados que ansían tomar dicho complejo. Los villanos ya no son salvajes motoristas como en la primera parte sino una especie de grupo de varias tribus (o al menos eso me parece a mí) con aspecto punk sadomasoquista liderados por Humungus, «señor del páramo y ayatolá del rock and roll». Un auténtico gladiador post-apocalíptico con tintes de dictador crecido ante sus fieras. Los caballos son sustituidos por vehículos fabricados con tuberías y rejas, algunos con turbos instalados. Estos acaban siendo un personaje más de la película, como el propio V8 del protagonista cuya apariencia impoluta vista en el primer Mad Max ( George Miller, 1979) desaparece con el efecto del polvo y el óxido. También ha sufrido varias modificaciones para esta ocasión. Entre ellas el poder cargar dos bidones de combustible y una trampa explosiva para quien ose tocarlos sin permiso. Los peculiares vehículos entre quad y coche de rally del resto de personajes pasaron rápidamente a formar parte de la iconografía del subgénero postapocalíptico y por extensión al mundo de la ciencia ficción.

También el paisaje juega un papel importante. Este páramo al que se refieren sus personajes y sus carreteras polvorientas aporta una sensación de desamparo constante. Por si fuera poco el enfrentamiento final es un auténtico ataque a la diligencia. Con un gran camión perseguido por muchas motos y «coches». Lo bueno es que al ser vehículos, los choques y los destrozos están servidos y la acción se sirve con el nervio de la primera parte.

A diferencia del primer filme el personaje encarnado por Gibson no busca venganza sino que parece un fantasma sin otro objetivo que pasar el día a día, es un superviviente si objetivo definido y en ningún momento alcanzamos la certeza de que se haya reconciliado con la raza humana. Ni siquiera al final podemos decir que se haya convertido en héroe. Eso lo emparenta de nuevo con el western mostrándolo como alguien quemado y desarraigado. Un poco como John Wayne en Centauros del desierto (The Searchers, John Ford, 1956), incapaz de empezar de nuevo. Personaje con algo trágico y romántico pero cool que duda cabe.

El éxito de este filme fue inmediato y su influencia brutal. Desde la ópera prima de Luc Besson Kamikaze 1999 (Le Dernier Combat, 1983) hasta los filmes de explotación  italianos como Año 2020, los gladiadores del futuro (Anno 2020 – I gladiatori del futuro, Joe d’Amato, 1983), 2019, tras la caída de Nueva York (2019 – Dopo la caduta di New York, Sergio Martino, 1983) películas que mezclaban referencias de la presente con otros éxitos americanos como 1997: Rescate en Nueva York (Escape from New York, John Carpenter, 1981) o The Warriors (Walter Hill 1981). Explotando sin ningún pudor la idea de un futuro posapocalíptico lleno de escombros y estética punk.  Y es que el hecho de salir de la crisis del petróleo y la tensión entre EEUU y URSS fue consecuencia directa del punto de partida que Mad Max 2 plantea. No quedó en los ochenta su influencia pues cuando Los Simpson viajan a Australia se puede ver un motorista punk como los de película y en otro episodio con Mel Gibson de invitado él mismo se autoparodia cogiendo un coche como el de Humungus. También se puede ver su influencia en el mundo de los videojuegos en Fallout, el caso más descarado. Curiosamente el grupo de teatro francés Archaos hizo un espectáculo que ellos mismos calificaban como Circo Mad Max.

Más allá de la influencia causada y convertirse en icono del cine postapocalíptico Mad Max 2 es un entretenido e hiperbólico filme de aventuras que muestra escenas de acción pocas veces igualadas en el cine. Y que difícilmente volverán a verse (espero equivocarme al ver la cuarta parte) pues la llegada del CGI abandona cualquier justificación para que un especialista se juegue el tipo como lo hicieron para esta película. Más abajo encontraréis un video que ilustra esto mismo.

En cuanto a la tercera parte resulta decepcionante el cambio de rumbo hacía algo más familiar y menos violento. Además ahí sí que no hay duda en que Max se convierte en héroe. Con todo sólo queda esperar que la cuarta pueda llegar a las cotas establecidas por El guerrero de la carretera.

ROGER MONTFORT

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=BGUy4HZss7c

 

Ficha técnica

Título: Mad Max 2 El guerrero de la carretera
Título original: Mad Max 2
Director: George Miller
Guión: George Miller, Terry Hayes, Brian Hannant
Música: Brian May
Fotografía: Dean Semler
Reparto: Mel Gibson, Bruce Spence, Vernon Wells, Virginia Hey
Productora: Warner Bros. Pictures
Año: 1981
País: Australia

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